La Pasión por las Montañas

viernes, 2 de diciembre de 2011

LA MOCHILA

El origen de la mochila se remonta a la prehistoria, cuando en los desplazamientos del hombre, este tenía que portear sus pocos enseres la espalda. La evolución de la mochila ha ido pareja a la necesidad del hombre de transportar más cosas cada vez más pesadas. Las guerras han sido las que han impulsado, sobre todo desde el siglo XVIII, los diferentes avances, tanto en materiales como en formas y capacidades, ya que el soldado, debido al nuevo tipo de conflicto, debía llevar sobre su espalda todo lo imprescindible para poder sobrevivir en el frente.

Hoy en día, nuestras mochilas no tienen nada que ver con aquellas de lona pesada, ya que son de fibras sintéticas impermeables y ligeras, quedando la resistencia condicionada por la utilización de unos u otros materiales. También a evolucionado la forma y la estructura de las mochilas para adaptarse mucho mejor a la anatomía humana, apareciendo modernos sistemas de suspensión y regulación. La actividad que vayamos a realizar determinara el tipo de mochila que debemos adquirir (escalada, senderismo, esquí...).

Las mochilas pueden dividirse en tres grandes grupos dependiendo de su capacidad: Mediante un acabado con revestimiento, resinado o inducido, de poliuretano, se logra la impermeabilidad de las mochilas, aunque las costuras siempre serán las vías preferidas del agua para hacer incursiones en la ropa, saco y otras cosas que llevemos en su interior. Algunas mochilas hiperligeras de mediana y gran capacidad emplean tejidos como el Kevlar, fibra de gran resistencia a la abrasión, para su construcción. La cordura, un derivado de la poliamida, es el material más utilizado hoy en día para la construcción de mochilas, ya que está dotada de una excelente relación peso y resistencia a la abrasión y el desgarro. Los grosores más recomendados van de los 500 a los 1000 deniers.

Características
En general, las mochilas van a ser de muchas formas diferentes y van a tener una serie de detalles que serán más o menos apropiados para la actividad que deseemos realizar. A continuación pasamos a enumerar las siguientes características:
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- Las riñoneras en el cinturón, posibilitan llevar algo de comida para picar, mientras estamos caminando, sin necesidad de parar. También son muy útiles los portabidones que incorporan algunas mochilas, para poder beber de vez en cuando mientras realizamos la marcha.
- Los bolsillos exteriores suponen una posible carga adicional y un acceso selectivo a los elementos del equipo, pero suelen desestabilizar al porteador y, por ley de Murphy, tienden a engancharse en todos los sitios posibles y en los imposibles. En el caso de disponer de ellos, es aconsejable que sean de tipo fuelle para que cuando no hagan falta se puedan integrar en los laterales de la mochila.
- Las correas son muy necesarias a la hora de portear en el exterior de la mochila los crampones, piolets, bastones de trekking...
- El acolchado de hombros, espalda y cinturón suele estar elaborado con espuma de poliuretano de celdilla cerrada y de diferentes densidades.
- En mochilas de media y alta capacidad es muy recomendable el acceso directo independiente a la parte inferior de la mochila, mediante una cremallera externa, con la posibilidad de comunicación con el resto del espacio útil.

Sistemas de porteo
- En las mochilas de carga y porteo es muy importante la adaptación de estas a nuestra espalda, facilitando una correcta distribución del peso y volumen sobre hombros, espalda y cadera.
- Mientras las mochilas pequeñas aportan acolchados simples, las medianas incorporan la espalda anatómica, reforzada con materiales sintéticos de alta densidad que las dotan de cierta rigidez así como de canalizaciones en las zonas de contacto para facilitar una rápida evaporación de la humedad. Las mochilas de carga, poseen diferentes sistemas de regulación para que el usuario ajuste la mochila a sus características anatómicas. Es muy importante que los sistemas sean tan sencillos como efectivos.
- Aunque parezca que cualquier mochila vale para cualquier persona, esto no es así. Hoy en día podemos escoger dentro de un mismo modelo la talla que mejor se ajuste a nuestra sufrida espalda, evitando que la altura del porteador y la de la mochila sean muy desproporcionadas. Las chicas empiezan a tener importancia para los fabricantes, ya que algunos de ellos incorporan modelos lady con las peculiaridades siguientes: espaldas más cortas, caderas más anchas y hombreras preformadas para evitar las típicas molestias en los pechos.

Como regular la mochila
1. Una vez que tenemos cargada la mochila a la espalda, la cruz formada por el inicio de las hombreras debe estar a la altura de los omoplatos.
2. Ajustar el cinturón haciéndole corresponder la parte superior de la pelvis, tensándolo hasta que notemos contacto a lo largo de todo el contorno de la cintura.
3. Tensar los ajustes laterales del cinturón hasta que no exista balanceo de la carga.
4. Tensar las hombreras hasta notar que existe contacto en toda la zona del pecho, hombros y, preferiblemente, en el inicio de la espalda.
5. Regular las correas cenitales de las hombreras hasta notar contacto con el pecho y hombros, teniendo la precaución de que no nos moleste en el giro de la cabeza. Para asegurar la inmovilización de la carga resulta muy útil la cinta de pecho.

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